viernes, 16 de noviembre de 2012

¡una dosis de ayuda, café y galletas!... por favor


De repente se descubrió dentro de una librería en la sección de auto-ayuda arrancando sigilosamente del estante un libro de Coelho, "Aleph" para ser exactos y aptos...

"Atormentada, loca, confundida, nostálgica, ansiosa, deprimida, es como si tuviera un tapón emocional que no me deja avanzar" fue la respuesta próxima que escupió mi boca cuando me encontraba en la silla incómoda del que se había convertido en el primerísimo terapeuta/psicólogo en mis cortos 26 veranos.
Era una sensación parecida a la que viví aquella vez que hurtaron el ipod de mi bolsa una noche, bastante calurosa por cierto, esa sensación de que alguien estaba husmeando mi vida sin  autorización, como si estuviera completamente desnuda en medio de una calle repleta de gente desconocida y conocida (que es aún peor), aunado el hecho de que ese desnudo callejero contaba con imágenes, videos, letras y un montón de recuerdos que juras compartirás con tus nietos para que crean que no fuiste tan aburrida como el tubo de tu oxígeno.
El caso es que abrir la boca para contar lo más íntimo, aquello que te hace sudar, llorar e incluso aquello que te empuja hacia el baño para vomitar toda la bilis, eso tan íntimo, trataba fuertemente de sujetarse a mis dientes para no salir, sin embargo, creo que mi saliva era tan resbalosa que iba sacando poco a poco el "premio" acumulado.
El terapeuta se remitió a escuchar lo que tenía que decir en ese momento, analizando cada uno de mis movimientos, interrumpiendo mi speech para hacer una que otra pregunta y entender la bola de estambre enmarañado que salía de entre mis dientes.
Yo, me sentía cual globo desinflado, cansada, agitada y preguntándole por telepatía a la estatua de un búho que me miraba desde el escritorio muy atento, si fue buena idea hacer la cita y estar ahí sentada, el caso es que ahí me encontraba.
La sesión terminó con una  conclusión preliminar de un estado mental nada fuera de lo común, una teoría elegante de "para nada eres una mujer bruta", halago que agradecí con una sonrisa repleta de incertidumbre pues a veces ser "bruto" parece el remedio a todos los males o al menos la llevas mejor en ciertas circunstancias.
El "buscar ayuda" como muchos me han recomendado, nunca ha sido malo, al contrario, cuando estás enfermo acudes con un doctor para que te sature de "chochos" e inhiban tus dolores, si sientes que le has metido durísimo a la vitamina "T" (tacos, tortas, tostadas, etc.), te diriges derechito y sin escalas con tu instructor de gimnasio o te apuntas dentro de una clase de bailes exóticos para deshacerte de ese sobrepeso, incluso, hay quienes acuden a los recetarios divinos y se encomiendan a la variedad interminable de vendedores representantes de una deidad máxima, llámese "santos", "dioses", etc., manejados por el "burocrático" mundo de las religiones (que al final para mi todas son lo mismo).
En este caso, preocupada por mi visita a la sección de libros de "suba su autoestima" dentro de mi librería favorita y sintiendo que estaba tocando fondo, acudí a un terapeuta, que para mi, es una tercera persona con una perspectiva externa, un guía  tal vez, que me puede ayudar de cierta manera a destapar ese "algo" obstruido por un tapón existencial que no me deja avanzar y por su puesto que me permita agrandar mi colección de libros y no precisamente de superación personal.

"Nota literaria": No quiero decir que no me agrade el señor Coelho, de hecho me gusta leer hasta las etiquetas de cualquier empaque que caiga en mis manos, siempre debemos estar abiertos a la idea de expandir nuestra visión y eso, estoy segura que se hace principalmente con lo siguiente: la lectura, viajar (a donde sea) y salir del monótono mundo que nos atrapa de repente y sin darnos cuenta (experimentar).

"Tu mente debe estar en armonía con el Universo. Tu cuerpo debe acompañar al Universo. Tú y el Universo son uno solo". Mismísimas palabras extraidas del libro ("Aleph") del miembro de la Academia Brasileña de Letras, el señor Paulo Coelho.

Besos y me voy a dormir...